Nuevas reglas con la llegada de un comisario con perfil militar y un Mano Coordinado con las fuerzas estatales.
Por: Gerardo Ibarra
La violencia vinculada al narcotráfico continúa representando uno de los mayores retos para las autoridades de los tres niveles de gobierno en esta frontera, especialmente debido a su ubicación estratégica para el trasiego de drogas.
San Luis y su valle han sido escenario de una narco-guerra que, entre 2019 y 2024, registró un alarmante incremento del 147% en los homicidios dolosos, según datos oficiales. El año 2024 cerró como el más violento de los últimos seis años, marcando un sombrío hito en la historia reciente de la región.
Sin embargo, el panorama muestra signos de esperanza. En los últimos tres meses de 2024, la incidencia de hechos violentos, comúnmente clasificados bajo el “código rojo”, experimentó una significativa disminución del 68%. Este avance ha sido atribuido a la implementación del Mando Único, un modelo de seguridad en el que la responsabilidad fue asumida por el estado, dejando a la policía municipal fuera de operación durante ese periodo.
El inicio de 2025 trae consigo un nuevo reto: la transición al modelo de Mando Coordinado, que devuelve la operación de la seguridad pública a la policía municipal, pero bajo la supervisión de las autoridades estatales. Este cambio podría marcar una diferencia crucial para la reducción sostenible de la violencia en San Luis y su valle.
Mantener esta tendencia a la baja será un desafío para las autoridades, quienes deberán consolidar la coordinación interinstitucional y redoblar esfuerzos en prevención del delito. La comunidad espera que las lecciones aprendidas durante el ejercicio del Mando Único sirvan como base para construir una estrategia eficaz que no solo contenga la violencia, sino que devuelva la tranquilidad a esta región fronteriza, cuya riqueza geográfica ha sido tanto su fortaleza como su mayor vulnerabilidad.
Mientras tanto, el panorama en todo el territorio sonorense muestra una tendencia alentadora hacia la mejora. Según las cifras más recientes, se ha registrado una disminución significativa del 25% en los indicadores evaluados en 2024 en comparación con los niveles observados en 2021.
Este descenso refleja los esfuerzos coordinados de las autoridades locales, organizaciones civiles y la sociedad en general para abordar los retos que enfrenta la región. Si bien el avance es notable, especialistas señalan que es crucial mantener y reforzar las estrategias implementadas para garantizar que esta tendencia positiva se sostenga en el largo plazo.
Adicionalmente, se subraya la importancia de seguir analizando estos datos en un contexto integral, considerando factores como el crecimiento poblacional, las condiciones económicas y los cambios en las políticas públicas, para lograr una interpretación más precisa del progreso alcanzado.