Por: Gerardo Ibarra
Desde hace tiempo, el cambio de un jefe policiaco ha demostrado ser, en el mejor de los casos, una ilusión de solución. Salvo el último trimestre del año pasado, cuando los homicidios dolosos bajaron de manera notable en esta plaza (gracias al control ejercido por el Mando Único), es difícil recordar un momento en el que este tipo de movimientos haya tenido un impacto real. Por lo general, las cosas parecen seguir igual.
La reciente llegada de un Mayor del Ejército Mexicano a la comandancia de la policía municipal no es la excepción. Aunque su nombramiento ha despertado cierta expectativa, la transición no asegura, ni mucho menos, resultados palpables.
Es cierto, el nuevo jefe apenas lleva un mes en el cargo. Y, por el momento, estoy dispuesto a concederle el beneficio de la duda. Pero no puedo evitar cuestionarme: si este elemento proviene de las filas de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y fue propuesto para encabezar los esfuerzos de seguridad en San Luis, ¿no debería el Ejército echar toda la carne al asador para respaldarlo?
Hablemos de recursos. ¿Dónde están la inteligencia, los operativos coordinados, el armamento y demás herramientas con las que cuenta la Sedena? Si su intención es demostrar que sus filas están capacitadas para liderar la seguridad en las ciudades, ¿no sería fundamental mostrar resultados contundentes?
Porque, si las cosas siguen igual y la violencia no cede, ¿podremos, en algún momento, responsabilizar también a la Sedena? Es decir, los generales del Ejército encabezan las mesas de construcción de paz cada semana. ¿No les incomoda que uno de los suyos esté enfrentando estas circunstancias sin lograr avances?
Quizá estas preguntas molesten, pero no por ello son menos necesarias. Si el Ejército quiere ganar la confianza de la ciudadanía, necesita mostrar algo más que movimientos cosméticos. Los resultados, al final del día, son la única medida real de éxito.
Por ahora, toca esperar y observar. Pero la paciencia, al igual que la seguridad, también tiene un límite.
PD: Surgen otras preguntas incómodas: Si en lo que va del mes se reportan 26 homicidios, y se documenta que todas las víctimas estaban relacionadas con actividades delictivas, ¿podemos afirmar que hay 26 generadores de violencia menos?
¿Cómo la ves?